Temptracks: ¿pesadilla u oportunidad para compositores?
Los temptracks son músicas de referencia que habitualmente utilizan directores y montadores de cine para apoyar el montaje hasta que se compone la música definitiva. Son, además, uno de los grandes caballos de batalla de los compositores. ¿Por qué? Porque una vez que has asociado en tu cerebro un fragmento audiovisual con una música en concreto, se establece una vinculación que es muy difícil de cambiar: cada música aporta algo a la imagen, hace destacar ciertos elementos (un cambio de plano, una mirada, un movimiento de cámara…). Y cuando ves una secuencia de imágenes con una determinada pieza musical un número determinado de veces (y durante el montaje de una película ese «número» de veces es realmente muy muy elevado), esa asociación se vuelve indisoluble.
La historia del cine está llena de casos en las que esto ha sucedido. Quizás el más «sonado» sea el de 2001: una odisea del espacio, dirigida en 1968 por Stanley Kubrick. El estudio había encargado la música original al compositor Alex North. Sin embargo, Stanley Kubrick utilizó durante el montaje piezas de música clásica de compositores como Richard Strauss, Johann Strauss o György Ligeti como temptracks. Finalmente, Kubrick rechazó la música compuesta por Alex North y utilizó estos fragmentos de música clásica como banda sonora definitiva del film. ¿Era la composición de North inadecuada o de baja calidad? Conociendo la trayectoria del compositor, esto es muy poco probable. Lamentablemente, Kubrick había interiorizado de tal manera el montaje con esas piezas de música clásica, el ritmo que marcaban, los acentos, cómo destacaban ciertos elementos visuales o de la narrativa, que cualquier otra música ya no le servía.
Afortunadamente, el compositor Jerry Goldsmith rescató del olvido la partitura de Alex North y en 1993 realizó una grabación de los más de 40 minutos de música compuestos para la película. ¿Tienes curiosidad por escucharla? Al final del post te dejo el enlace al álbum publicado en Spotify.
Por otro lado, sé que ese “apoyo temporal” de los temptracks es algo que directores y montadores necesitan para terminar de dar sentido a un montaje, a una escena, para percibir el ritmo de la imagen en movimiento, apoyar emocionalmente la interpretación, las acciones, y terminar de enriquecer la narración cinematográfica: al fin y al cabo, es una manera de evidenciar el papel tan importante que la música tiene en el cine. Por eso, intento ver este fenómeno como una oportunidad de comprender mejor lo que el director desea, de entender cómo funciona una determinada escena en su cabeza, lo que al final hará que yo, como compositor, pueda contribuir mejor al resultado final. En muchos casos, el musical no es el lenguaje propio del director, y en numerosas ocasiones hablar en términos musicales puede no ayudar a entender lo que el director busca en la música. Sin embargo, las sensaciones que percibe cuando una música «le funciona» con una secuencia son para mí una fuente de información muy valiosa, porque me ayuda a entender qué efecto pretende que la imagen tenga sobre la película, de qué modo quiere que la acompañe, la complemente, la enriquezca.
Mi manera de afrontar esta realidad es la anticipación. Intento vincularme a los proyectos tan pronto como puedo, incluso cuando lo que hay sobre la mesa es un simple guion literario. Eso me permite componer pequeños sketches y maquetas que el director puede comenzar a escuchar, valorar, opinar sobre ellos, y así llegar al montaje con unos temas más o menos elaborados que puedan utilizar como referencias. Cuando esto no es posible, y se acerca la fase de montaje, le paso al director una carpeta con multitud de músicas mías de otros trabajos, para que utilice esas piezas como temptracks. Esto permite ya un primer acercamiento en el lenguaje musical que usaremos, y con toda probabilidad habrá algo en esa carpeta que pueda utilizar como apoyo musical. Al fin y al cabo, cuando me llaman para componer la música para una película, es porque han escuchado trabajos míos anteriores y algo ha hecho “click”. Ya ha habido una primera conexión.
Como te prometí más arriba, aquí tienes el enlace al álbum «2001: World Premiere Recording», con la música compuesta por Alex North para 2001: una Odisea del espacio, en una grabación interpretada por la National Philharmonic Orchestra, dirigida por Jerry Goldsmith. ¿Qué te parece la banda sonora? Puedes dejarme si quieres tu opinión en los comentarios.
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