Relatos Cortos
El barrio del Retiro Obrero, by Fernando Iwasaki
El barrio del Retiro Obrero recoge a través de la música muchos recuerdos de mi niñez, de muchos momentos que pasé en compañía de mi tía Pepi y mi abuela Pepa, de mi vida en ese barrio de Sevilla. Es una alegría enorme compartir con vosotros los recuerdos que esta misma música ha evocado en la memoria de Fernando Iwasaki, y el precioso texto en el que ha plasmado todas estas sensaciones.
Es un lujo contar con la colaboración de un escritor de la talla de Fernando, pero sobre todo sentir que esa colaboración es tan cercana, tan familiar. Muchas gracias Fernando.
LA MEMORIA DE mis mañanas siempre ha sido vertiginosa, pues mi padre me despertaba a toda prisa para que fuera a comprar el primer pan que saliera del horno. Así, desde que tenía 12 años me he levantado a las seis de la mañana para llegar al colegio antes de las 08:00, para llegar a la universidad antes de las 08:00, para llegar al Archivo de Indias antes de las 08:00, para que mis hijas llegaran al colegio antes de las 08:00 y así hasta hoy, porque alguien tiene que comprar el primer pan para que los demás lleguen a algún sitio antes de las 08:00.
Escuchar «El barrio del Retiro Obrero» ha sido como recuperar la rutina de mis mañanas, aunque exonerada de prisa, vértigo y desenfreno, porque gracias a la música de Francisco Cuadrado jamás llego tarde a mis destinos, los recuerdos fluyen con lentitud y el pan permanece cálido, aromático y crujiente. La delicada melodía de Francisco crea un destiempo maravilloso que convoca los sonidos perdidos de los antiguos carritos de la leche, las sirenas de las fábricas, el fragor de cucharillas en los bares y las conversaciones volanderas de los vecinos. «El barrio del Retiro Obrero» es algo más que una pieza memorable: es un bibelot musical que atesora las delicias matinales de cada uno, constelado de esas entrañables sensaciones, olores, imágenes y triquitraques que todavía crepitan en las madrugadas de nuestra memoria, como el chiflido de las teteras, el frufrú de los uniformes escolares o el perfume de la hierba bendecida de rocío.
En el ensayo dedicado a «La formación de los hijos», Michel de Montaigne dejó escrito cómo su padre decidió que todas las mañanas una escolanía de flautistas y violinistas lo despertara con dulces melodías, para que cada nuevo día comenzara con ternura y suavidad. Aunque resulte inverosímil, Francisco Cuadrado ha conseguido encapsular la magia de esos instantes dentro de «El barrio del Retiro Obrero», pues al conjuro de sus acordes es posible recuperar aquel tiempo perdido. Y así, gracias a la magia musical de Francisco, cuando salgo de casa al alba para comprar el pan, vuelvo a ver, irisada de luz, una botella de leche que reverbera en mi memoria desde la infancia.
Fernando Iwasaki
¿Cuáles son los recuerdos que te evoca a ti? ¿Cuáles son tus sensaciones? Cuéntamelo en los comentarios.
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